Una voluntaria de la asociación Aletheia prepara y reparte en bicicleta el almuerzo a niños de familias sin recursos. Cada mañana, de lunes a viernes, lleva el tentempié a alumnos de los cuatro colegios y del instituto de Puente Tocinos
Carmen se levanta todos los días a las 6.30 de la mañana para preparar, de lunes a viernes, 36 bocadillos solidarios. Sus destinatarios son otros tantos niños y jóvenes de los cuatro colegios públicos y del instituto de Puente Tocinos pertenecientes a familias que, por falta de recursos económicos, no podían almorzar a la hora del recreo, como el resto de sus compañeros de clase.
Carmen Morales San Nicolás es voluntaria de Proyecto Aletheia, una asociación sin ánimo de lucro de Puente Tocinos que hace tres años puso en marcha esta iniciativa, con el apoyo de la Junta Municipal de la pedanía, que aporta 600 euros al año. El colectivo, por su parte, se nutre económicamente de los donativos de quienes asisten a las distintas terapias -yoga, psicología…- que imparten en la sede de Proyecto Aletheia, así como de las aportaciones de otras asociaciones, como el club Nazíos P’Andar, que realizan a lo largo del año actividades solidarias como marchas y carreras a pie o en patines. «En un principio -explica Lola Jara, vicepresidenta de la Junta Vecinal de Puente Tocinos- la asociación compraba libros de texto para los niños cuyas familias no podían realizar este gasto, pero como la junta ya tenía en marcha el banco de libros, y para no incidir en lo mismo, planteamos que se hicieran cargo del suministro de bocadillos».
Carmen, que está acostumbrada a madrugar «porque tengo que cuidar de mi madre impedida y de tres perros», no tarda ni media hora en abrir diez barras de pan, y trocearlas en cuatro bocadillos -para los niños más pequeños- o en tres -para los que acuden al instituto- y, rellenarlos de chorizo, salchichón, mortadela, tortilla… O de queso, atún, Nocilla si sus destinatarios son musulmanes -en concreto hay cinco en los colegios y tres chicos del instituto-, cuya religión les impide comer productos derivados del cerdo.
El paso siguiente es el reparto, para el que Carmen cuenta con la ayuda de alguna de sus dos hijas, Débora, de 22 años y Noemí, de 19. También le echa una mano su vecina Paula, de 17 años, alumna del instituto Aljada, que lleva una bolsa con los ocho bocadillos que entrega al conserje para los chicos que no llevan almuerzo de casa. ‘La Verdad’ acompaña a Carmen y a su hija Débora al colegio Infanta Cristina, donde todos los días dejan un bocadillo, excepto martes y jueves, que reparten dos porque la niña se queda por la tarde y le llevan también la merienda. Luego siguen el recorrido a los colegios Rosario (nueve bocatas), Ramón Gaya (siete) y Pintor Pedro Flores (diez).
En el CEIP Infanta Cristina entregan la bolsa al conserje, Jesús Fernández Montesinos, que se encarga del reparto, con total discreción a la hora del recreo. El director del colegio, Francisco de la Cruz Moro, reconoce la gran labor que lleva a cabo la asociación Proyecto Aletheia «por suplir las carencias de tipo alimenticio de los niños, pero también por la ayuda que prestan a las familias en la búsqueda de empleo y en mejorar sus condiciones de vida». Respecto al conserje, asegura que «Jesús está pendiente de los niños como si fueran nietos suyos».
Cuando los escolares se van de excursión, Carmen les prepara una bolsa que contiene un zumo, una botella de agua, un bocata y una pieza de fruta. «A veces salen de excursión dos colegios el mismo día y ahí es cuando necesito la ayuda de mis dos hijas para estar antes de las 9 de la mañana en los cuatro centros».
Carmen admite que «la cocina me gusta mucho. Mi vida es la hostelería y los niños». Se formó como técnico auxiliar de jardín de infancia, pero no llegó a ejercer. En cambio, ha sido pinche de cocina en un colegio de educación especial de Churra y cocinera en otro colegio también de educación especial. Además, cuando decidió encargarse de la preparación de los bocadillos solidarios, se renovó el carné de manipuladora de alimentos.
Como buena profesional se coloca sus guantes cada mañana y tiene colgado en la cocina su cuadrante con la relación de centros educativos y el número de niños con alimentación normal y halal (musulmanes). También si hay alguien con intolerancia o alergia a algún alimento (hay un niño que lo es al melocotón).
Fruta dos días por semana
Además, dos días a la semana se sustituyen los bocadillos por fruta, ya que los colegios están incluidos en el programa de alimentación sana de la Consejería de Salud. «Esos días les llevamos fruta del tiempo: manzanas, peras, naranjas, mandarinas o bien les preparo macedonia y se la repartimos en recipientes individuales». En concreto, se les lleva fruta los martes a los colegios Infanta Cristina y Ramón Gaya y los miércoles a los colegios Rosario y Pedro Flores.
Carmen se encarga de comprar todo lo necesario para los almuerzos. Gasta en torno a 150 euros al mes, que luego le son abonados por la asociación Aletheia. Respecto al trabajo que conlleva, asegura que «me ayuda a sobrellevar lo de mi madre y es un aliciente para salir a la calle».